6 mar 2011

VELAS AL VIENTO

El deseo está en la base de nuestra manera de pensar, sentir y actuar. Para concretar los deseos, luchamos y nos oponemos, con fuerza y energía, a los mayores obstáculos. 
Quienes consiguen lo que tienen, mediante el esfuerzo, son respetados y valorados. Quienes no se esfuerzan son, generalmente, desvalorizados.

Pensemos por un momento cómo sería la vida si no tuviéramos deseos, si no lucháramos contra lo que se nos opone. Es imaginable una vida sin deseos?

Según los antiguos maestros taoistas, el corazón rige a los sentidos. Ellos son el  puente entre nuestro interior y el mundo exterior. Los sentidos promueven deseos y emociones. Ambos son peligrosos porque vuelven ilusoria nuestra captación de la realidad. El tipo de conocimiento al que accedemos mediante los sentidos es, en el mejor de los casos, incompleto.

Por todo esto, Lao Tse propuso “vaciar el corazón” y abrir nuestros “sentidos internos”. Esto no significa negar el mundo cotidiano. Tampoco exige una vida de mera contemplación, muy por el contrario, es en el mundo accesible a los sentidos donde comienza el camino de evolución.

El desafío propuesto es comprender que existe una esencia verdadera, a la que solo podremos acceder mediante una forma de inteligencia que debemos descubrir, aceptar y seguir: la inteligencia “inconsciente” de todo organismo, la misma que rige el Universo entero.

Guiados por esa inteligencia, las emociones dejan de gobernar, el deseo es sustituido por la espontaneidad y los objetivos son alcanzados sin forzar.

Un taoísta es comparable a un navegante que orienta las velas al viento.  Elige siempre el camino de la menor resistencia, que no es igual a la simple anulación del esfuerzo. No consume su energía, porque actúa solo cuando es necesario. No fuerza ni se opone, se adapta a la circunstancia y conquista sin producir ningún daño.

Actuar así no significa inactividad sino receptividad absoluta. Implica aceptar que todo lo que sucede, y nos sucede, tiene un sentido dentro del orden universal. Es  comprender que nosotros no tenemos el poder de modificar ese orden. Pero si tenemos la capacidad de fluir de acuerdo a ese orden.

Fluir espontáneamente, según el orden del Universo, es el máximo objetivo a alcanzar.




Tao Te King - XLII: “...Los fuertes no mueren por causas naturales. Este será el punto de partida de mi doctrina.” 

15 feb 2011

ORIGEN DEL ERROR

Solemos pensar que quien posee más palabras para nombrar las cosas del mundo es más sabio. 

Creemos que los datos que captan nuestros sentidos es información suficiente para afirmar: eso ES así. 

Todo en el mundo tienen su verdad, su Ser. Pero las palabras que van y vienen,  guiadas por nuestras simpatías o antipatías, no pueden abarcar la verdad inalterable. Lo mutable no puede aprehender lo inmutable. 

Al nombrar, distinguimos el ES y el NO ES. Emitimos un juicio subjetivo y erróneo. Suponemos que podemos ver y conocer lo que en realidad es invisible e incognoscible: la Unidad.

Chuag Tzu asimila los nombres a las apariencias de las cosas. Dice que distinguir una mujer fea de una bella es una apreciación falaz. Distinguir es deshacer la unidad. Las distinciones solo sirven para la vida cotidiana y esa es la utilidad de la distinción. Afirma que quien comprende verdaderamente, aún cuando distingue, no deja de identificar todas las cosas en la unidad.

Sería imposible actuar en el mundo sin distinguir una cosa de la otra pero debemos intentar que la distinción, necesaria y útil, nunca nos haga olvidar que todas las cosas del mundo, y nosotros entre las cosas, somos Unidad.

Cuantas más palabras utilizamos más nos alejamos de eso que estamos nombrando. Ese es el origen del error.



Chuang Tzu: “ …las palabras se oscurecen en su exuberancia y en su redundancia. Aquí tienen su origen el ES y el NO ES de los letrados Ju y de los discípulos de Mo-tzu. Hacen ES el NO ES del otro y NO ES el ES del otro. Quieren que sea verdadero lo que el otro dice ser falso y falso lo que el otro dice ser verdadero…“

22 ene 2011

PENSAMOS DIFERENTE





Tao Te King: "Las palabras que dicen la verdad no son hermosas, las palabras hermosas no dicen la verdad. El mérito no quiere persuadir, la persuasión carece de mérito. El sabio no es culto, y el culto no es sabio. El sabio no acumula posesiones. Tanto más posee cuanto más hace por los demás, y cuanto más da a los otros, tanto más tiene. El SENTIDO del Cielo es alentar sin perjudicar. El SENTIDO del Sabio es obrar sin rivalizar"